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viernes, 17 de marzo de 2023

Los Libros Herméticos de Juan de Herrera y Felipe II

 


LIBROS HERMÉTICOS DE JUAN DE HERRERA Y FELIPE II

Editado en: René Taylor, Arquitectura y Magia. Consideraciones sobre la Idea de El Escorial, Ediciones Siruela, Madrid, 1995, pp. 137-141.

 

Imagen de la Biblioteca Escurialense

 

El presente resumen de los libros herméticos y de ciencias ocultas en posesión de Herrera a su muerte en 1597 no pretende ser exahustivo. Nuestro principal propósito es dar una idea de su número y alcance, con el fin de demostrar hasta qué punto debieron interesarle, y sin duda influirle, las ideas herméticas de su tiempo.

Necesariamente hay que comenzar con Hermes Trimegisto. Figura en la lista dos veces bajo el nombre de "Mercurio Trimexistro" o "Tremexistro". De la primera mención se entiende que Herrera poseía una traducción española del Asclepio. Con toda probabilidad ésta era la traducción que Diego Guillén de Ávila hizo en 1487, y de la cual Felipe II también entregó una copia a la biblioteca de El Escorial. La segunda de las dos menciones reza como sigue: "Yamblico y otras obras de Mercurio trimegisto y otros philosophos". Esta entrada es interesantísima, pues no puede referirse sino al compendio de textos herméticos en la traducción latina de Marsilio Ficino que Aldo publicó en 1516. Comienza con la paráfrasis de De Mysterüs de Jámblico. Contiene además el Pimander (o Pimandro) y el Asclepio de Hermes Trimegisto, junto con variadas obras de "...otros philosophos". Tampoco falta su propio De vita coelitus comparanda. El índice de este libro dice así:


Iamblichus de mysteriis Aegyptiorum, Chaldaeorum, Assyriorum.
Proclus in Platonicum Alcibiadem de anima, atque demone.
Proclus de sacrifricio, et magia.
Porphirius de divinis, atque daemonibus.
Synesius Platonicus de Somniis.
Psellus de daemonibus.
Expositio Prisciani, et Marsilii in Theophrastum de sensu, phantasia et intellectu.
Alcioni Platonici philosophi, liber de doctrina Platonis.
Pythagorae philosophi aurea verba.
Symbola Pithagorae philosophi.
Xenocratis philosophi platonici, liber de morte.
Mercurii Trimegisti Pimander.
Eiusdem Asclepius.
Marsilii Ficini de tripici vita Lib. II.
Eiusdem liber de voluptate.
Apologia eiusdem in librum suum de lumine.
Eiusdem libellus liber de magis.
Quod necessaria sit securitas, et tranquillitas animi.

Praeclarissimarum sententiarum huis operis brevis annotatio.

Así que, en este solo libro de Herrera poseería un número crecido de obras herméticas importantes. Al mismo tiempo también parece cierto que poseía los mismos textos en otra edición. Una de las partidas del inventario dice: "Segundo tomo de las obras de Marsilo Phisino en toscano". Ahora bien, antes de la muerte de Herrera no se había publicado ninguna versión de las Obras de Ficino en italiano. Probablemente, el escribano cometió un error, ya que debería haber dicho "en latín". Sánchez Cantón sostiene esta opinión y sugiere que quizá se trataba de una de las ediciones latinas de las obras de Ficino, publicadas en Basilea en la segunda mitad del siglo XVI. Siendo esto así, Herrera hubiera tenido en su posesión duplicados de la mayor parte de las obras que figuran en la lista de la edición de Aldo, con la edición de las Enéadas de Plotino, la Mystica Theologia de Dionisio el Areopagita y los comentarios del propio Ficino sobre los tratados De Trinitate y De divinis nominibus del citado Areopagita.

Entre sus textos antigüos destacaba el Matheseos de Julio Fírmico Materno, astrólogo del siglo IV. También hay razones para creer que tenía ejemplares del Quadripartitum (Tetrabiblios) y Gentiloquium (Karpos) de Ptolomeo. En relación con el ars memorativa, tenía la Rhetorica ad Herennium . También hay que mencionar sus numerosos libros de astronomía, matemáticas, mecánica, música y materias afines que, aunque no de ciencias ocultas en sí mismas, podían relacionarse con la "magia". Ejemplos de éstos eran el Almagesto y las Armonicas de Ptolomeo, los De machinis, De spiritualibus y la Pneumatica de Herón de Alejandría, y la De musica y la Arithmetica de Boecio.

Menos numerosos eran los libros de materias ocultas medievales en Herrera. No obstante incluían el Clavis maioris sapientiae de Artefio, L'Acerba de Cecco d'Ascoli, y el Tractatus de philosophorum lapide de Arnau de Vilanova. También poseía obras de Geber y Avicena, ambos conocidos como alquimistas. Otros de sus libros medievales era la Pretiosa margarita, compilación de escritos de Arnau de Vilanova, Miguel Escoto, Rhazes, el pseudo-Alberto Magno, el pseudo-Llull. También figura en el inventario "un bolumen estampado en latín, que contiene muchas obras de chimicas de dibersos autores". Es posible que éste pueda identificarse con las De alchimia opuscula complura veterum philosophorum, compendio medieval en el que figuran diversos autores antigüos. De finales del medievo procedían varias obras pseudo-lulianas como los Experimenta, el Liber de secretis naturae sirve de quinta essentia y el Antiquum testamentum et compndium animae transmutationis metallorum. En español tenía la Visión deleitable de Alfonso de la Torre y un ejemplar de Los Libros del saber de Astronomía de Alfonso el Sabio, además de varios ejemplares de las tablas alfonsíes.

Como es natural, la mayoría de los libros de carácter hermético y oculto de Herrera pertenecían a escritores de su propia época. El ejemplar del compendio de Aldo contenía, entre otros escritos de Marsilio Ficino, la De vita coelitus comparanda, el texto básico de la magia renacentista. Además tenía el Heptaplus de Pico della Mirandola, el anónimo De auditio kabbalistico, la Polygraphia de Tritemio, la De vita longa de Paracelsola Margarita philosophica de Gegor Reish, dos ejemplares del Theatro De Giulio Camilo el De Arte cyclognomica de Cornelio Gemma, la Magia naturalis de Porta, el De umbris idearum de Giordano Bruno y dos ejemplares de la Monas Hieroglyphica de John Dee, una, la edición impresa en latín, y la otra una traducción española en manuscrito. Menos conocidos, pero dentro de la misma línea, estaban la Tipocosmia de Alejandro Citolini, los Occultae naturae miracula y la De astrologia de Lavinio Lemnio, la Epistola astrologiae defensiva de Juan Ganiveto, el De remediis secretis de Evonimo Filiatro, el De causis criticorum dierum, de Frascatoro, la Oratio de methodo intramathermatico de Samuel Siderocrates y la De sacra philosofia de Francisco Vallés. Aunque, como ya hemos dicho, Vallés era médico de cabecera de Felipe II, su libro fue incluido en el Índice español.

Los títulos anteriores se complementan con numerosas obras de carácter vario y ambigüo que, como en el caso de los textos clásicos, tenían matices herméticos. Figuraba entre ellos las Imagini de Cartari, los Emblemata de Alciato, los Hieroglyphica de Estrada, la Philosophia secreta de Pedro de Moya, el De re metallica de Agricola, el De gemmis de Mardobio, el Primum mobile de Regiomontano y sus comentarios sobre el Almagesto y Astrolabio de Ptolomeo, el De globo coelesti et terrestri de Gemma Frisio, el Primum movile, el Horoscopion y Astronomicon Caesareum de Apiano, las Institutione harmoniche de Zarlino, el De Musica de Francisco Salinas; el De amore de León Hebreo, la Italia liberata de Trissino y un tratado de mnemotécnica de Ludoivo Dolce.

Poseía numerosos volúmenes sobre las llamadas "Theorías de los planetas" estando uno dedicado exclusivamente a los movimientos del Sol y de Mercurio. En cuanto a las tablas astronómicas y efemérides, tenía ediciones en latín, griego, español, italiano, francés y alemán. Además de los anteriores, Herrera poseía varias obras que no pueden identificarse con precisión. Incluían títulos tales como Un libro monoescrito que es introductorio para la astrología en latín, Un discurso de astroloxia en ytaliano manoescrito, Discurso sobre los meteoros en ytaliano, Un libro manoescrito en rromance de el beeficio de los metales, Discurso de el numero denario y otras cosas manoescrito en ytaliano.

 

Imagen de la Biblioteca Escurialense

 

Muchas obras notables de carácter hermético que no figuran en el inventario de los libros de Herrera se encontraban entre las que Felipe II adquirió para la biblioteca de El Escorial. Aunque se encargó a los frailes de su cuidado, nunca se pensó en que fuera otra biblioteca monástica. Se fundó para el uso de los eruditos en general, y en la actualidad sigue cumpliendo esta función. Así que sus libros eran accesibles a Herrera, aparte de que disfrutaría de facilidades especiales por ser el "arquitecto general" del rey y su "aposentador mayor".

La primera donación de libros, consistente en algo más de cuatro mil quinientos títulos, se hizo al monasterio en 1576, y se fueron recibiendo nuevas patidas continuamente durante el reinado de Felipe II. Las adquisiciones no se limitaron a teología y filosofía. Las matemáticas y otras ciencias afines constituyeron unas de las secciones más importantes. Además, era tal la lista de las obras herméticas y ocultas que Arias Montano, primer bibliotecario, creó divisiones especiales dedicadas a la Astrología (distinguida de la Astronomía), Adivinación, Alquimia y Ars Memorativa.

La lista que vamos a dar a continuación no pretende ser exahustiva. Se ha compilado exclusivamente de fuentes impresas, siendo la principal de ellas el tomo VII de Documentos para la historia del monasterio de San Lorenzo el Real de El Escorial, Madrid 1964, con Prólogo y Notas de Gregorio de Andrés, en el que se especifica la mayor parte de las adquisiciones, aunque no todas, que Felipe II hizo para la biblioteca de El Escorial. Además, como la siguiente lista sólo pretende dar una idea de los libros herméticos y afines disponibles para los estudiosos en San Lorenzo, no se ha pretendido precisar ediciones y fechas o identificar títulos dudosos. Aunque en general las entradas están claras, algunas son difíciles de descifrar. Tampoco se ha hecho referencia alguna a los ejemplares duplicados; bastantes eran asequibles en formas y ediciones diferentes, por ejemplo, había ocho ejemplares del In somnium Scipionis de Macrobio. Platón y Aristóteles han sido excluidos; también lo han sido varios escritores menores de la escuela neoplatónica, que hubiera alargado la lista indebidamente. Sólo se han incluido obras árabes traducidas al latín y en consecuencias accesibles a los hombres de letras. Como en el caso de los libros de Herrera, se ha dividido en cuatro categorías:

 

ANTIGÜEDAD CLÁSICA

 

Hermes Trimegisto: Asclepio Pimandro en latín; Pimandro en griego; también el Asclepio traducido al español por Diego Guillén de Ávila

Zoroastro: Astrologica Magica.

Orfeo: Hymni.

Pitagoras: Aurea carminaCarmina Syvillina.

Cicerón: De natura deorum; De fato; De divinationeDisputationes tusculanaeSomnium Scipionis y Rethorica ad Herennium.

Quintiliano: De istitutione Oratoria (Libro XI).

Diodoro Sículo: De fabulosis Aegyptorum gestis.

Plinio: Historia Natural.

Plutarco: De Iside et Oriside.

Julián el Apóstata: Ad regem solem.

Ptolomeo: Centiloquium (Karpos) Quadripartitum (Tetrabiblos).

Julio Fírmico Materno: Mathesos.

Marco Manilio: Astronomicon.

Artemidoro: De somniorum interpretatione.

Horapollo: Hieroglyphica.

Plotino: Enneade.

Porfirio: De occasionibusDe animi ascensu et descensuVita Plotini.

Proclo: In TimaeumIn ParmenidemIn AlcibiademDe Sacrificio et magia y In Quadripartitum Ptolemaei.

Jamblico: De MysteriisDe vita phytagorica.

Macrobio: In somnium Scipionis.

Diógenes Laercio: Vita philosophorum.

Lactancio: De divinis institutionibus.

Ausebio: De preparatione evangelica.

Philostrato: De vita Apolomii.

Filón de Alejandría: Opera Omnia.

 

MEDIEVAL

 

Morenio Eremita: Super lapide philosophorumSuper librum Hermetis philosophi de minori et maiori opere.

Calid: Tractatus diversi de alchimia.

Geber: De alchemia traditio summae veritatis.

Alquindi: Astrologia.

Abu Masar: FloresDe Magnis coniunctionibusAstrologia.

Alcabatio: Ad magisterium iudiciorum astrorumDe coniunctionibusDe animii potentiisDe lapidum virtutibusDe magno annoDe Assyrioru dogmatibusDe arte chimistica.

Artefio: Clavis maioris sapientiae.

Leo Imperator: De sortibus et geomantia.

Abraham Hebreo: De nativitatibus.

Juan Hispalense: Epitome astrologiae.

El Abad Joaquin de Fiore: In Apocalypsim.

Miguel Escoto: Astrologia.

Pedro de Albano: Geomantia.

Guido Bonati: Opera astrologicaDe astronomia.

Cecco d'Ascoli: L'Acerba.

Arnau de Vilanova: Testamentum novissimumVitae philosophorum de retardanda senectuteDe aqua vitae.

Pseudo-Ramon Llull: Ars chemiaeArs auriferaeSuper alchimiamDe virtutibua aquae vitaeDe figura elementariCodicillus sirve testamentum.

Alfonso X el Sabio: El LapidarioEl SeptenarioLibro de los iudicios de las Estrellas.

Pseudo-Alberto Magno: Liber secretorumSpeculum astronomiaeDe propietatibus lapidum.

Bernardo de Alvernia: De probatione perfectae et verae transmutationis.

Cristobal de París: Lucidarum artis transmutationis metallorum.

 

RENACIMIENTO

 

Cusano: De docta ignorantiaDe ludo globiDe pace fideiIdiotaDe ConniectiurisTransmutationes Geometriae.

Pletho: De fato.

Besarion: In calumnatiores Platonis.

Ficino: De triplici vitaTheologia PlatonicaIn Platonis ConviviumIn Mercurim TrimegistumIn PlotinumEpistolae; etc

Pico della Mirandola: ConclusionesHeptaplusApologiaCommento.

Franciasco Giorgi: De armonia mudi totiusProblemata.

Anónimo: Hypnerotomachia Poliphili.

Reuchlin: De verbo mirifico.

Paul Ricio: De coelesti Agricultura.

Pedro Gelatino: De arcanis catholicae veritatis.

Guillermo Postel: De orbis terrae concordantia.

El Abad Juan Tritemio: de septem intelligentiisPolygraphia.

Gregor Reisch: Margarita philosohica.

Jerónimo Cardano: Astrologia.

Lucas Gaurico: PredictionesDe eclipse Solis miraculosa in Passione Domini Observata.

Iovano Pontano: In centiloquiumPtolemaeiDe Prudentia fortuna et immanitate.

Joaquín Cameraria: Astrologia.

Agustín Nifo: De figuris stellarumDe auguriis.

Pedro Pomponazzi: De incantationibusDe fato et libero arbitrio et praedestinatione.

Alciato: Emblemata.

Pedro Valeriano: Hieroglyphica.

Felipe Beroaldo: Symbola Pythagorica.

Felipe Ulstadio: Coelum philosophorum.

Evonymo Philiatro: De remediis secretis.

Frascatoro: HomocentricaDe causis criticorum dierumDe sympathia et antipathia rerum.

Guilio Camilo: Idea del Theatro.

John Dee: Monas Hieroglyphica.

Cornelio Gemma: De arte cyclognomica.

Juan Bautista Porta: Magia Naturallis.

 

ANÓNIMOS

 

Exhortus in decanes zodiaci.

Somniorum interpretatio secundum Indios, Persas et Aegyptos.

Incerti auctoris de coelesti dispositione et alia astrologica.

Liber de alchimia seu transmutatione.

Tractatus "Aurora Consugens".

Liber diversiorum experimentum in arte alchimia.

Compendium aureum artis.

Modus reducendi argentum vivum.

Quartum Platonis interpretatum "esto miles".

Rosarium alchimiae.

Hermetis libellus aureus.

Tractatus cuiusdam philosophi de transmutatione etallorum et auro potabili.

Linearum quae in manu sunt vulgo chiromantia.

Interrogationes iudiciariae de exercitu et de aliis.

De morte et aliae interrogationes iudiciariae.

Liber Gulielmi philosophi de Monade.

Sedacina totus artis alchimiae.

Liber utilitatis naturae secretorum.

Mercurii Trimegisti de terrae motibus.


La lista de casi doscientos títulos servirá para ilustrar lo completa que era la sección dedicada a las obras herméticas y de materias afines en la biblioteca de El Escorial. Las únicas tres lagunas importantes de la colección son la Steganographia del Abad Juan tritemio, la De occulta philosophia de Agrippa de Nettesheim y el Picatrix. Esto no indica que estas obras fueran desconocidas en la España del siglo XVI. Seguramente circulaban tanto como en otros sitios, sólo que con más cautela. Probablemente se omitió a Giordano Bruno por su notoria actutud antiespañola. A pesar de ello, Herrera poseía el De umbris idearum, lo cual significa que el nolano no carecía de lectores en la Península.

No todos los libros de las listas anteriores son rigurosamente materias herméticas u ocultas, por ejemplo, los de Cusano... Sin embargo, se ha incluido porque contribuyeron decisivamente a crear el ambiente místico y mágico tan predominante en el siglo XVI.

La presencia de tantos libros de esta naturaleza en la biblioteca oficial de Felipe II, campeón de la ortodoxia católica, da ciertamente un mentís a la tan repetida afirmación de que, gracias a la vigilancia del Santo Oficio, España se libró por lo general de la superstición, la magia y otras tendencias poco ortodoxas en aquella época. El hecho de que los críticos, con la posible excepción de Menéndez y Pelayo, no se hayan puesto todavía a investigar la influencia del hermetismo en el pensamiento y la literatura de españa durante los siglos XVI y XVII no significa necesariamente que no existiera. Sería sorprendente si se comprobara que no había existido en la Península, aunque posiblemente resulte difícil de detectar. Pacheco, el suegro de Velázquez, incluyó una larga cita del Pimandro en su Tratado de Arte de la Pintura (editado por Sánchaz Cantón, Madrid 1956, pág. 189), y éste no puede ser un ejemplo aislado. La extensa influencia del lulismo en la España de esta época puede proporcionar una indicación útil a los futuros investigadores, ya que casi todos los hermetistas eran también lulistas. Y es muy significativo que el propio Felipe II terminara convirtiéndose en adepto de la doctrina luliana.

René Taylor

 

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Fuente: http://www.revistaazogue.com/








miércoles, 27 de marzo de 2019

Sobre Arquetipos y Religiones







Sobre Arquetipos y Religiones

27 marzo 2019


Ahora, que acaba de comenzar el signo del carnero (Aries) es momento de reflexionar sobre las relaciones existentes entre nuestras sociedades y culturas, la Cristiana y la Musulmana, en apariencia tan diferentes y sin embargo, en lo básico, al final tan iguales…

Los musulmanes, tan criticados hoy en Occidente, conservan aún importantes tradiciones,  al contrario que nos sucede a nosotros, que a marchas forzadas las estamos perdiendo.

Como ejemplo, tenemos la celebración de la Fiesta del Cordero, una fecha de la que conservan su fuerte resonancia  arquetípica ancestral.

Occidente, mayoritariamente de tradición religiosa Cristiana, una Religión cuyo arquetipo es Solar, lleva en ese sentido una ruta en todo contraria a la elegida por el Islam. Nuestras sociedades hoy parecen  empeñadas en tratar de borrar de forma sistemática y premeditada todo rastro visible de lo que fueron sus propias huellas mitológicas ancestrales, que se mantenían visibles hasta hace no demasiado tiempo, cuando aún permanecían indelebles.

En la actualidad, constatamos que Occidente, que siempre hace de la razón de la fuerza, la fuerza de la razón, se halla en clara huída hacia delante, pretendiendo autojustificar, por todos los medios disponibles, su convencimiento de que debe imponer al resto de sociedades, cuyas culturas desprecia, su propio modelo.

Ello le conduce, como un deber, a tratar de implantar al resto, su cosmovisión unitaria y monolítica, aunque sea de una forma antinatural y a cualquier precio, mostrando orgullosa los logros obtenidos, que enfoca únicamente en los aspectos exteriores, porque ya ha asumido sin ningún trauma, la muerte de los interiores, ignorando que en verdad son los le han permitido alcanzar y conservar, al menos de momento, su estatus central y la posición hegemónica que hoy ocupa, que administra de forma completamente errónea, como si  de un derecho exclusivo y propio  se tratase, frente a valores de otras culturas que despectivamente  desprecia por entenderlos equivocadamente como periféricos.

En su intransigente travesía, que ha dejado llena de cadáveres, Occidente ha encontrado, como no podía ser de otro modo, la mayor oposición a sus pretensiones de borrar al resto, en culturas y países que mayoritariamente practican la religión Mahometana, quienes, contra todo propósito, se resisten a claudicar, porque en ellas existe un nexo común: Tiene un fuerte anclaje estructural la Tradición.

En definitiva porque la religión Mahometana, hoy como ayer, representa los valores básicos del arquetipo Lunar, contrarios a los Solares, con los que Occidente se alinea.

Por interés o ceguera, en Occidente se piensa habitualmente que todo musulmán es potencialmente un extremista, aunque también es cierto que muchos musulmanes han abrazado  el ejercicio extremo de la violencia, autojustificándolo  como una forma de respuesta radical, que en muchos casos consideran legítima,  frente  al también violento y burdo intrusismo colonizador occidental, que pretende su rendición incondicional, y el abandono, sin más, de todas sus raíces culturales, sus tradiciones ancestrales  y su forma de vida. 

Existe, por tanto, un conflicto visible, exterior, pero cuyo verdadero origen  es de raíz oculta, interior.

En realidad se trata del eterno conflicto que surge de forma natural entre dos culturas que se guían o más bien  son guiadas por arquetipos no ya diferentes, sino contrarios, aunque en una visión unitaria integradora, de contenido más amplio, en sentido Cósmico, éstos serían finalmente también arquetipos complementarios.

Occidente siempre ha pretendido y aún pretende, la aceptación y entrega incondicional al dictado de sus preceptos, su arquetipo Solar dominante le lleva a entender que siendo y sintiéndose el centro, sus preceptos deben ser abrazados, sin más, por parte del resto de culturas periféricas. 

Tradicionalmente ha venido  alcanzando su objetivo, no por la fuerza de la razón sino por la razón y el uso de la fuerza, así históricamente siempre ha reforzado hasta la saciedad su amplio y mortífero arsenal bélico, y cuando no ha hecho uso del mismo, ha usado otra estrategia que ha dejado patente cuál es su verdadera dimensión moral y ética, ambas de talla diminuta, y su pervertido e hipócrita sentido de  la Verdad. Tal es la actitud arrogante  que principalmente exhibe hoy frente a una cultura orgullosa, como es la musulmana, a la que le resulta difícil entender, y que a sus ojos se ve tan  lejana y diferente, como incómoda y desconocida.

Así sucede que en nuestro mundo no dudamos en escandalizamos cuando nos llegan noticias, normalmente sesgadas, de lo que sucede o ha sucedido en algunos de esos países de obediencia Mahometana, donde ha ocurrido tal o cual cosa que consideramos horrible, o por poner un ejemplo ha tenido lugar la ejecución pública terrible de un reo.

En un mundo, el nuestro, donde creemos que imperan la ley y el orden, nada de lo que  sucede en esos recónditos lugares puede alcanzarnos, dormimos por tanto a pierna suelta, pensando estar a salvo, seguros y protegidos, pero si superamos las apariencias que se basan sólo en las formas externas, que a priori parecen distintas, en realidad en nuestro "Mundo Burbuja", sucede más o menos  lo mismo.

Aquí, en el que creemos ser el imperio de la justicia, los derechos y la razón, llevamos a los presos condenados a un sometimiento  pre mortuorio tan estresante que se prolonga sine die su sufrimiento, extendido durante años ó décadas, mientras aguardan a que llegue el día en que  finalmente se de cumplimiento a sus  condenas a muerte. En algunas instituciones consideradas "ejemplares", como sucede en el conocido "Corredor de la Muerte", cientos  de reos  esperan durante años que llegue el fatídico día de su ejecución, aunque , eso si, ésta será más “civilizada” en nuestro mundo que en el resto, porque ejecutamos la pena capital con una limpieza profiláctica casi extrema, aunque llevemos al reo  al mismo resultado final: La muerte.

Muertes que igualmente suceden en aquellos lugares perdidos que criticamos, por hacer uso de prácticas que entendemos "salvajes". Puntos sin nombre de un mapa olvidado de los que nunca hemos oido hablar  y de los que apenas si sabemos algo, normalmente poco  y comúnmente nada, porque en realidad nos importan muy poco, hasta que en ellos se produce el hipócrita y ficticio “momento de la noticia”, en el que una televisión  de turno, normalmente por interés, decide desenterrarlos en el mapa, y nos ofrece su "información" que muestra como parte de un show, que, como un reguero de pólvora, amplifica y extiende su dimensión haciéndola más y más tremenda. Entonces nos abruma y escandaliza.

Mientras tanto, en  nuestro mundo civilizado sucede parejo y para  escarnio público muchas veces la muerte también se ve  en directo, aunque de forma virtual y “civilizada” porque aparece a través de un circuito cerrado  de televisión, que muestra las imágenes limpias de ejecuciones de reos  por inyección letal, o algo menos limpias, si se trata de la silla eléctrica. Métodos e imágenes que en definitiva, son igualmente brutales,  que se sirven a familiares (a veces también al público en general), afectados por los delitos, mayores  o menores, cometidos por el ajusticiado en vida, y a los que brindan así  la gran oportunidad de revivir su propia venganza personal y alimentar sin límites, de la forma  más burda y cruel que pueda existir, la espiral del odio, porque con ella sólo retroalimentan el recuerdo y el dolor por la pérdida de  personas queridas que jamás regresarán.

Así es nuestro mundo actual: Siempre miramos afuera, nunca en nuestro interior, porque lo que vemos allí nos asusta.

No existe conciencia alguna de lo que somos.









martes, 4 de abril de 2017

Lanza de Vasto: Prólogo al Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux

El texto que presentamos, aunque no propiamente un escrito Hermético, toca un tema, muchas veces incomprendido, que siempre le ha estado relacionado. Nos estamos refiriendo al delicado asunto del voto de Silencio que rodea todo lo que se relaciona con el Hermetismo, como su propio nombre sugiere, un precepto siempre respetado y considerado como inviolable por todos sus practicantes a través de las edades

Esta breve, lúcida y clarificadora página,  fue escrita en Noviembre de 1945 por el filósofo, poeta, artista,  activista de la no violencia y discípulo de Mohandas K. Gandhi, Lanza de Vasto, a quien Gandhi le impuso el sobrenombre de Shantidas, quien trabajó siempre en pro del establecimiento del diálogo interreligioso, la renovación espiritual, el activismo ecológico y la no violencia.




 

Giuseppe Lanza del Vasto




Este bello texto, de una arrebatadora y contundente lucidez, fue escrito para servir como prólogo y homenaje al autor de una obra no menos extraordinaria, El Mensaje Reencontrado, la obra cumbre del pintor, poeta y alquimista galo, Louis Cattiaux.





Prefacio o a la primera edición de 12 libros preliminares
del Mensaje Reecontrado de Louis  Cattiaux





Por Lanza de Vasto




Arbre. Pintura de Louis Cattiaux




La conjura de los imbéciles, de los charlatanes y de los sabios ha tenido un éxito perfecto. Esta conjura tenía por objeto esconder la verdad. Unos y otros han servido a esta gran causa, cada uno según sus medios: los imbéciles por medio de la ignorancia, los charlatanes por medio de la mentira, los sabios mediante el secreto.

Los imbéciles no quieren que se descubra la verdad. Sospechan, instintivamente, que les molestaría. Si les fuera mostrada, apartarían la mirada; si se les pusiera en la mano, la dejarían caer; si se les forzara a mirarla cara a cara, gritarían horrorizados y correrían a esconderse bajo tierra. Los charlatanes no quieren que se descubra la verdad, porque arruinaría sus artificios, impediría su provecho y mostraría su vergüenza. Los Sabios que poseen la verdad no quieren que se descubra. Siempre la han tenido oculta por cuatro razones.

La primera: saben que Saber es poder y quieren apartar de él a los indignos. Porque el Saber en el indigno se vuelve malicia y el Poder, peligro público y plaga. Por esto, las reservas de conocimiento acumuladas durante milenios en los templos de Egipto permanecían inaccesibles a quien no había pasado por todos los grados de purificaciones y pruebas. Más tarde, los filósofos desconocidos, los nobles viajeros, los alquimistas, se transmitieron de la misma manera los restos de la misteriosa herencia, es decir, de boca a oreja o, más bien, por la presencia y el ejemplo, en símbolos y enigmas; siempre bajo el sello del secreto. Si vivieron en la intimidad de las formidables fuerzas de la naturaleza, se guardaron mucho de hacer partícipes de ellas a los atolondrados. ¡Oh, Sabios que sabéis callar! ¿Dónde estáis? Merecéis que todos los seres vivos os proclamen su gratitud, ¡oh, Sabios! ¡Oh, Sabios que sabéis callar!, ahora hemos aprendido el valor de vuestra prudencia, la grandeza de vuestra humildad, la profundidad de vuestra caridad. Ahora que a los profanos se les ha ocurrido adquirir y propagar tanta ciencia como pueden, ahora que se vanaglorian de sus descubrimientos con el mismo celo que vosotros habéis puesto en esconder los vuestros, hemos visto su resultado. Sin embargo, ¡cuán peque¿ña es su ciencia, exterior, superficial, precaria y limitada!, y ya vemos su resultado. Así, han envenenado las fuentes, minado la tierra, salpicado el cielo, trastornado y pervertido a los pueblos, corrompido la paz, deshonrado la guerra, y han suministrado al hombre de la calle tantos instrumentos de destrucción y de opresión que toda la familia de los seres vivos se ve amenazada, mientras continúa el progreso de este chancro.

La segunda razón de los Sabios para mantener oculta la Verdad, es que conocer es una operación de vida y una manera de nacer. Y nada puede nacer fuera de una envoltura. Una envoltura de carne o de corteza, de tierra o de misterio. Si abrís una semilla, ya no germinará; si abrís un lagarto para ver lo que hay dentro, sólo encontraréis el resto del cadáver y no lo de dentro del lagarto, su interior se ha ido, ya que el lagarto está muerto. De igual modo, la ciencia abierta, propagada y vulgarizada es ciencia muerta y fruto de muerte. Es un desierto de arena y no un puñado de simiente. Al permanecer exterior no puede ser profundizada, sino sólo extendida, y la vida se le escapa. No puede conducir a la conciencia, que es nacimiento a uno mismo, ni a la vida interior.

En cambio, el conocimiento de los Sabios es una gaya ciencia que tiene sabor de alegría y soplo de espíritu. Y como todo ser vivo, aunque sea una mosca, defiende su forma y rehusa exhibirse. La tercera razón de los Sabios para mantener oculta la verdad es su respeto por la dignidad del conocimiento. Ellos saben que ésta es la vía real que lleva al Dios de verdad. Ella ha de conducir a la contemplación, a la admiración de la naturaleza y a la adoración del creador. Debe aportar la luz a las almas, la exactitud a los pensamientos y la justicia a los actos. Debe dar salud y salvación. Los Sabios la han defendido tanto como han podido contra los hombres vulgares, por temor a que fuera apartada de su fin, desnaturalizada y envilecida, cosa que no han dejado de hacer los hombres vulgares desde que le pusieron la mano encima. Le han dado la vuelta utilizándola. Se han servido de ella en lugar de servirla. Estaba aquí para librarles de sus deseos y ellos la han uncido al yugo de sus tareas, la han forzado a aumentar sus posesiones. Estaba aquí para darles la conciencia y de ella han sacado la máquina. Han cogido el cáliz para hacerse una hucha y el crucifijo para hacerse una maza. Han enganchado la ciencia a sus motores, la han aprisionado en sus bombas. Pero, demasiado astutos, han caído en su propia trampa, dejándose atrapar por el engranaje de la máquina. Ahora, ella les roe poco a poco en tiempo de paz y los devora a grandes bocados en tiempo de guerra. Los Sabios han hecho todo lo posible por evitarlo.

La cuarta razón de los Sabios para mantener oculta la Verdad es que aman la Verdad, y no hay amor sin pudor, es decir, sin velo de belleza. He aquí por qué no quieren descubrirla sino revelarla, es decir, recubrirla de un velo luminoso. Por esto sólo han enseñado con parábolas, para que quienes tienen oídos para no oír permanezcan apartados; pero también para que quienes lo merecen aprendan los tonos y las claves de la música total. Pues sus alegorías, sus fábulas y sus blasones no explican el encadenamiento mecánico de las apariencias, sino las afinidades secretas y las analogías de las potencias y las virtudes, las correspondencias del número con el sonido, de las figuras con las leyes, del agua con la planta, con la mujer y con el alma, del fuego con el león, el hombre armado y el espíritu, de los astros con los ojos, las flores y los cristales de los metales y de las gemas, de la germinación del oro en las minas con la de la verdad en el corazón del hombre. En sus oscuros textos, donde las recetas del Gran Arte están salpicadas de advertencias piadosas, las solemnes sentencias de alabanzas y plegarias, lucen los hilos que tejen el manto del Rey de Reyes.

Al ocultar los Sabios su saber por escrúpulo, los charlatanes se aprovecharon para esconder su ignorancia bajo los mismos signos misteriosos. Los imbéciles los han confundido largo tiempo creyendo tanto en unos como en otros. Ahora, a medio camino entre los charlatanes y los imbéciles, ha surgido una nueva especie que asegura el triunfo definitivo de la conjura. Esta nueva especie es la de los universitarios y sabios oficiales, que el día de su advenimiento declararon nulo y sin valor el misterio filosofal, quimera la búsqueda de los antiguos maestros, juego de niños su ciencia, engañabobos su arte. Los imbéciles instruidos por los nuevos sabios, han confundido una vez más a los sabios con los charlatanes, pero esta vez para no creer ni en unos ni en otros. Sólo creen en la ciencia de los recién llegados, quienes simplemente enseñan que la verdad está en su ciencia y que todo lo que no pueden descubrir ni demostrar no existe. Ahora bien, no han enseñado, ni descubierto, ni demostrado nada acerca de la vida y de la muerte, del pecado y del juicio. Nada acerca del amor, del dolor y del rescate, acerca de la conducta del hombre y del destino del alma, acerca del sentido, la esencia y la salvación. A medida que descubren nuevas nebulosas o nuevos electrones, nuevas vitaminas o nuevos explosivos, se alejan y nos desvían de lo esencial. Y ahora la verdad está tan bien escondida que ya no se la busca. Incluso estaría totalmente perdida si no sobrevivieran algunos sencillos de espíritu para quienes la verdad existe. No pueden resignarse a pensar que nadie la tenga o la haya tenido. Recorren el mundo interrogando a la gente, los astros y las hierbas, interrogando el gran libro de la naturaleza y hojeando los textos olvidados, interrogando su corazón y a Dios en la plegaria. Saben que no tienen la verdad, pero saben que ella es. Están tan hambrientos y sedientos de ella que saben seguirla por el rastro y reconocerla por el olor. Ante un hombre difamado, un acontecimiento absurdo, un grimorio ilegible, se paran en seco y exclaman: ¡Aquí está! Ellos saborearán este libro. Para ellos ha sido escrito, aunque su hermandad sea poco numerosa.

Y tú, Cattiaux, amigo mío, ¿Has encontrado la Piedra? Sentado en la tienda donde pintas y meditas entre filtros y frascos, ¿has encontrado el carbunclo y la violeta? Sentado entre tu mujer y tu gato, Cattiaux, amigo mío, ¿has encontrado el oro vivo y el elixir? ¿Has visitado el interior de la tierra y, rectificando, encontrado la joya oculta y la verdadera medicina? No sé ni puedo decir si la substancia de los antiguos textos se oculta en estas páginas. Pero ¿cómo es que en ellas se encuentra su perfume? ¿En qué huevo y en qué alambique, Cattiaux, amigo mío, has destilado la esencia sutil que se llama el Perfume? ¿De dónde viene esta poesía que tiene por nombre Perfume de Verdad?
                                                                        


                                                                                                                                  Lanza del Vasto
                                                                                                                             Noviembre de 1945














Musica: "Las Puertas de Amalec"

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