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miércoles, 27 de marzo de 2019

Sobre Arquetipos y Religiones







Sobre Arquetipos y Religiones

27 marzo 2019


Ahora, que acaba de comenzar el signo del carnero (Aries) es momento de reflexionar sobre las relaciones existentes entre nuestras sociedades y culturas, la Cristiana y la Musulmana, en apariencia tan diferentes y sin embargo, en lo básico, al final tan iguales…

Los musulmanes, tan criticados hoy en Occidente, conservan aún importantes tradiciones,  al contrario que nos sucede a nosotros, que a marchas forzadas las estamos perdiendo.

Como ejemplo, tenemos la celebración de la Fiesta del Cordero, una fecha de la que conservan su fuerte resonancia  arquetípica ancestral.

Occidente, mayoritariamente de tradición religiosa Cristiana, una Religión cuyo arquetipo es Solar, lleva en ese sentido una ruta en todo contraria a la elegida por el Islam. Nuestras sociedades hoy parecen  empeñadas en tratar de borrar de forma sistemática y premeditada todo rastro visible de lo que fueron sus propias huellas mitológicas ancestrales, que se mantenían visibles hasta hace no demasiado tiempo, cuando aún permanecían indelebles.

En la actualidad, constatamos que Occidente, que siempre hace de la razón de la fuerza, la fuerza de la razón, se halla en clara huída hacia delante, pretendiendo autojustificar, por todos los medios disponibles, su convencimiento de que debe imponer al resto de sociedades, cuyas culturas desprecia, su propio modelo.

Ello le conduce, como un deber, a tratar de implantar al resto, su cosmovisión unitaria y monolítica, aunque sea de una forma antinatural y a cualquier precio, mostrando orgullosa los logros obtenidos, que enfoca únicamente en los aspectos exteriores, porque ya ha asumido sin ningún trauma, la muerte de los interiores, ignorando que en verdad son los le han permitido alcanzar y conservar, al menos de momento, su estatus central y la posición hegemónica que hoy ocupa, que administra de forma completamente errónea, como si  de un derecho exclusivo y propio  se tratase, frente a valores de otras culturas que despectivamente  desprecia por entenderlos equivocadamente como periféricos.

En su intransigente travesía, que ha dejado llena de cadáveres, Occidente ha encontrado, como no podía ser de otro modo, la mayor oposición a sus pretensiones de borrar al resto, en culturas y países que mayoritariamente practican la religión Mahometana, quienes, contra todo propósito, se resisten a claudicar, porque en ellas existe un nexo común: Tiene un fuerte anclaje estructural la Tradición.

En definitiva porque la religión Mahometana, hoy como ayer, representa los valores básicos del arquetipo Lunar, contrarios a los Solares, con los que Occidente se alinea.

Por interés o ceguera, en Occidente se piensa habitualmente que todo musulmán es potencialmente un extremista, aunque también es cierto que muchos musulmanes han abrazado  el ejercicio extremo de la violencia, autojustificándolo  como una forma de respuesta radical, que en muchos casos consideran legítima,  frente  al también violento y burdo intrusismo colonizador occidental, que pretende su rendición incondicional, y el abandono, sin más, de todas sus raíces culturales, sus tradiciones ancestrales  y su forma de vida. 

Existe, por tanto, un conflicto visible, exterior, pero cuyo verdadero origen  es de raíz oculta, interior.

En realidad se trata del eterno conflicto que surge de forma natural entre dos culturas que se guían o más bien  son guiadas por arquetipos no ya diferentes, sino contrarios, aunque en una visión unitaria integradora, de contenido más amplio, en sentido Cósmico, éstos serían finalmente también arquetipos complementarios.

Occidente siempre ha pretendido y aún pretende, la aceptación y entrega incondicional al dictado de sus preceptos, su arquetipo Solar dominante le lleva a entender que siendo y sintiéndose el centro, sus preceptos deben ser abrazados, sin más, por parte del resto de culturas periféricas. 

Tradicionalmente ha venido  alcanzando su objetivo, no por la fuerza de la razón sino por la razón y el uso de la fuerza, así históricamente siempre ha reforzado hasta la saciedad su amplio y mortífero arsenal bélico, y cuando no ha hecho uso del mismo, ha usado otra estrategia que ha dejado patente cuál es su verdadera dimensión moral y ética, ambas de talla diminuta, y su pervertido e hipócrita sentido de  la Verdad. Tal es la actitud arrogante  que principalmente exhibe hoy frente a una cultura orgullosa, como es la musulmana, a la que le resulta difícil entender, y que a sus ojos se ve tan  lejana y diferente, como incómoda y desconocida.

Así sucede que en nuestro mundo no dudamos en escandalizamos cuando nos llegan noticias, normalmente sesgadas, de lo que sucede o ha sucedido en algunos de esos países de obediencia Mahometana, donde ha ocurrido tal o cual cosa que consideramos horrible, o por poner un ejemplo ha tenido lugar la ejecución pública terrible de un reo.

En un mundo, el nuestro, donde creemos que imperan la ley y el orden, nada de lo que  sucede en esos recónditos lugares puede alcanzarnos, dormimos por tanto a pierna suelta, pensando estar a salvo, seguros y protegidos, pero si superamos las apariencias que se basan sólo en las formas externas, que a priori parecen distintas, en realidad en nuestro "Mundo Burbuja", sucede más o menos  lo mismo.

Aquí, en el que creemos ser el imperio de la justicia, los derechos y la razón, llevamos a los presos condenados a un sometimiento  pre mortuorio tan estresante que se prolonga sine die su sufrimiento, extendido durante años ó décadas, mientras aguardan a que llegue el día en que  finalmente se de cumplimiento a sus  condenas a muerte. En algunas instituciones consideradas "ejemplares", como sucede en el conocido "Corredor de la Muerte", cientos  de reos  esperan durante años que llegue el fatídico día de su ejecución, aunque , eso si, ésta será más “civilizada” en nuestro mundo que en el resto, porque ejecutamos la pena capital con una limpieza profiláctica casi extrema, aunque llevemos al reo  al mismo resultado final: La muerte.

Muertes que igualmente suceden en aquellos lugares perdidos que criticamos, por hacer uso de prácticas que entendemos "salvajes". Puntos sin nombre de un mapa olvidado de los que nunca hemos oido hablar  y de los que apenas si sabemos algo, normalmente poco  y comúnmente nada, porque en realidad nos importan muy poco, hasta que en ellos se produce el hipócrita y ficticio “momento de la noticia”, en el que una televisión  de turno, normalmente por interés, decide desenterrarlos en el mapa, y nos ofrece su "información" que muestra como parte de un show, que, como un reguero de pólvora, amplifica y extiende su dimensión haciéndola más y más tremenda. Entonces nos abruma y escandaliza.

Mientras tanto, en  nuestro mundo civilizado sucede parejo y para  escarnio público muchas veces la muerte también se ve  en directo, aunque de forma virtual y “civilizada” porque aparece a través de un circuito cerrado  de televisión, que muestra las imágenes limpias de ejecuciones de reos  por inyección letal, o algo menos limpias, si se trata de la silla eléctrica. Métodos e imágenes que en definitiva, son igualmente brutales,  que se sirven a familiares (a veces también al público en general), afectados por los delitos, mayores  o menores, cometidos por el ajusticiado en vida, y a los que brindan así  la gran oportunidad de revivir su propia venganza personal y alimentar sin límites, de la forma  más burda y cruel que pueda existir, la espiral del odio, porque con ella sólo retroalimentan el recuerdo y el dolor por la pérdida de  personas queridas que jamás regresarán.

Así es nuestro mundo actual: Siempre miramos afuera, nunca en nuestro interior, porque lo que vemos allí nos asusta.

No existe conciencia alguna de lo que somos.









martes, 4 de abril de 2017

Lanza de Vasto: Prólogo al Mensaje Reencontrado de Louis Cattiaux

El texto que presentamos, aunque no propiamente un escrito Hermético, toca un tema, muchas veces incomprendido, que siempre le ha estado relacionado. Nos estamos refiriendo al delicado asunto del voto de Silencio que rodea todo lo que se relaciona con el Hermetismo, como su propio nombre sugiere, un precepto siempre respetado y considerado como inviolable por todos sus practicantes a través de las edades

Esta breve, lúcida y clarificadora página,  fue escrita en Noviembre de 1945 por el filósofo, poeta, artista,  activista de la no violencia y discípulo de Mohandas K. Gandhi, Lanza de Vasto, a quien Gandhi le impuso el sobrenombre de Shantidas, quien trabajó siempre en pro del establecimiento del diálogo interreligioso, la renovación espiritual, el activismo ecológico y la no violencia.




 

Giuseppe Lanza del Vasto




Este bello texto, de una arrebatadora y contundente lucidez, fue escrito para servir como prólogo y homenaje al autor de una obra no menos extraordinaria, El Mensaje Reencontrado, la obra cumbre del pintor, poeta y alquimista galo, Louis Cattiaux.





Prefacio o a la primera edición de 12 libros preliminares
del Mensaje Reecontrado de Louis  Cattiaux





Por Lanza de Vasto




Arbre. Pintura de Louis Cattiaux




La conjura de los imbéciles, de los charlatanes y de los sabios ha tenido un éxito perfecto. Esta conjura tenía por objeto esconder la verdad. Unos y otros han servido a esta gran causa, cada uno según sus medios: los imbéciles por medio de la ignorancia, los charlatanes por medio de la mentira, los sabios mediante el secreto.

Los imbéciles no quieren que se descubra la verdad. Sospechan, instintivamente, que les molestaría. Si les fuera mostrada, apartarían la mirada; si se les pusiera en la mano, la dejarían caer; si se les forzara a mirarla cara a cara, gritarían horrorizados y correrían a esconderse bajo tierra. Los charlatanes no quieren que se descubra la verdad, porque arruinaría sus artificios, impediría su provecho y mostraría su vergüenza. Los Sabios que poseen la verdad no quieren que se descubra. Siempre la han tenido oculta por cuatro razones.

La primera: saben que Saber es poder y quieren apartar de él a los indignos. Porque el Saber en el indigno se vuelve malicia y el Poder, peligro público y plaga. Por esto, las reservas de conocimiento acumuladas durante milenios en los templos de Egipto permanecían inaccesibles a quien no había pasado por todos los grados de purificaciones y pruebas. Más tarde, los filósofos desconocidos, los nobles viajeros, los alquimistas, se transmitieron de la misma manera los restos de la misteriosa herencia, es decir, de boca a oreja o, más bien, por la presencia y el ejemplo, en símbolos y enigmas; siempre bajo el sello del secreto. Si vivieron en la intimidad de las formidables fuerzas de la naturaleza, se guardaron mucho de hacer partícipes de ellas a los atolondrados. ¡Oh, Sabios que sabéis callar! ¿Dónde estáis? Merecéis que todos los seres vivos os proclamen su gratitud, ¡oh, Sabios! ¡Oh, Sabios que sabéis callar!, ahora hemos aprendido el valor de vuestra prudencia, la grandeza de vuestra humildad, la profundidad de vuestra caridad. Ahora que a los profanos se les ha ocurrido adquirir y propagar tanta ciencia como pueden, ahora que se vanaglorian de sus descubrimientos con el mismo celo que vosotros habéis puesto en esconder los vuestros, hemos visto su resultado. Sin embargo, ¡cuán peque¿ña es su ciencia, exterior, superficial, precaria y limitada!, y ya vemos su resultado. Así, han envenenado las fuentes, minado la tierra, salpicado el cielo, trastornado y pervertido a los pueblos, corrompido la paz, deshonrado la guerra, y han suministrado al hombre de la calle tantos instrumentos de destrucción y de opresión que toda la familia de los seres vivos se ve amenazada, mientras continúa el progreso de este chancro.

La segunda razón de los Sabios para mantener oculta la Verdad, es que conocer es una operación de vida y una manera de nacer. Y nada puede nacer fuera de una envoltura. Una envoltura de carne o de corteza, de tierra o de misterio. Si abrís una semilla, ya no germinará; si abrís un lagarto para ver lo que hay dentro, sólo encontraréis el resto del cadáver y no lo de dentro del lagarto, su interior se ha ido, ya que el lagarto está muerto. De igual modo, la ciencia abierta, propagada y vulgarizada es ciencia muerta y fruto de muerte. Es un desierto de arena y no un puñado de simiente. Al permanecer exterior no puede ser profundizada, sino sólo extendida, y la vida se le escapa. No puede conducir a la conciencia, que es nacimiento a uno mismo, ni a la vida interior.

En cambio, el conocimiento de los Sabios es una gaya ciencia que tiene sabor de alegría y soplo de espíritu. Y como todo ser vivo, aunque sea una mosca, defiende su forma y rehusa exhibirse. La tercera razón de los Sabios para mantener oculta la verdad es su respeto por la dignidad del conocimiento. Ellos saben que ésta es la vía real que lleva al Dios de verdad. Ella ha de conducir a la contemplación, a la admiración de la naturaleza y a la adoración del creador. Debe aportar la luz a las almas, la exactitud a los pensamientos y la justicia a los actos. Debe dar salud y salvación. Los Sabios la han defendido tanto como han podido contra los hombres vulgares, por temor a que fuera apartada de su fin, desnaturalizada y envilecida, cosa que no han dejado de hacer los hombres vulgares desde que le pusieron la mano encima. Le han dado la vuelta utilizándola. Se han servido de ella en lugar de servirla. Estaba aquí para librarles de sus deseos y ellos la han uncido al yugo de sus tareas, la han forzado a aumentar sus posesiones. Estaba aquí para darles la conciencia y de ella han sacado la máquina. Han cogido el cáliz para hacerse una hucha y el crucifijo para hacerse una maza. Han enganchado la ciencia a sus motores, la han aprisionado en sus bombas. Pero, demasiado astutos, han caído en su propia trampa, dejándose atrapar por el engranaje de la máquina. Ahora, ella les roe poco a poco en tiempo de paz y los devora a grandes bocados en tiempo de guerra. Los Sabios han hecho todo lo posible por evitarlo.

La cuarta razón de los Sabios para mantener oculta la Verdad es que aman la Verdad, y no hay amor sin pudor, es decir, sin velo de belleza. He aquí por qué no quieren descubrirla sino revelarla, es decir, recubrirla de un velo luminoso. Por esto sólo han enseñado con parábolas, para que quienes tienen oídos para no oír permanezcan apartados; pero también para que quienes lo merecen aprendan los tonos y las claves de la música total. Pues sus alegorías, sus fábulas y sus blasones no explican el encadenamiento mecánico de las apariencias, sino las afinidades secretas y las analogías de las potencias y las virtudes, las correspondencias del número con el sonido, de las figuras con las leyes, del agua con la planta, con la mujer y con el alma, del fuego con el león, el hombre armado y el espíritu, de los astros con los ojos, las flores y los cristales de los metales y de las gemas, de la germinación del oro en las minas con la de la verdad en el corazón del hombre. En sus oscuros textos, donde las recetas del Gran Arte están salpicadas de advertencias piadosas, las solemnes sentencias de alabanzas y plegarias, lucen los hilos que tejen el manto del Rey de Reyes.

Al ocultar los Sabios su saber por escrúpulo, los charlatanes se aprovecharon para esconder su ignorancia bajo los mismos signos misteriosos. Los imbéciles los han confundido largo tiempo creyendo tanto en unos como en otros. Ahora, a medio camino entre los charlatanes y los imbéciles, ha surgido una nueva especie que asegura el triunfo definitivo de la conjura. Esta nueva especie es la de los universitarios y sabios oficiales, que el día de su advenimiento declararon nulo y sin valor el misterio filosofal, quimera la búsqueda de los antiguos maestros, juego de niños su ciencia, engañabobos su arte. Los imbéciles instruidos por los nuevos sabios, han confundido una vez más a los sabios con los charlatanes, pero esta vez para no creer ni en unos ni en otros. Sólo creen en la ciencia de los recién llegados, quienes simplemente enseñan que la verdad está en su ciencia y que todo lo que no pueden descubrir ni demostrar no existe. Ahora bien, no han enseñado, ni descubierto, ni demostrado nada acerca de la vida y de la muerte, del pecado y del juicio. Nada acerca del amor, del dolor y del rescate, acerca de la conducta del hombre y del destino del alma, acerca del sentido, la esencia y la salvación. A medida que descubren nuevas nebulosas o nuevos electrones, nuevas vitaminas o nuevos explosivos, se alejan y nos desvían de lo esencial. Y ahora la verdad está tan bien escondida que ya no se la busca. Incluso estaría totalmente perdida si no sobrevivieran algunos sencillos de espíritu para quienes la verdad existe. No pueden resignarse a pensar que nadie la tenga o la haya tenido. Recorren el mundo interrogando a la gente, los astros y las hierbas, interrogando el gran libro de la naturaleza y hojeando los textos olvidados, interrogando su corazón y a Dios en la plegaria. Saben que no tienen la verdad, pero saben que ella es. Están tan hambrientos y sedientos de ella que saben seguirla por el rastro y reconocerla por el olor. Ante un hombre difamado, un acontecimiento absurdo, un grimorio ilegible, se paran en seco y exclaman: ¡Aquí está! Ellos saborearán este libro. Para ellos ha sido escrito, aunque su hermandad sea poco numerosa.

Y tú, Cattiaux, amigo mío, ¿Has encontrado la Piedra? Sentado en la tienda donde pintas y meditas entre filtros y frascos, ¿has encontrado el carbunclo y la violeta? Sentado entre tu mujer y tu gato, Cattiaux, amigo mío, ¿has encontrado el oro vivo y el elixir? ¿Has visitado el interior de la tierra y, rectificando, encontrado la joya oculta y la verdadera medicina? No sé ni puedo decir si la substancia de los antiguos textos se oculta en estas páginas. Pero ¿cómo es que en ellas se encuentra su perfume? ¿En qué huevo y en qué alambique, Cattiaux, amigo mío, has destilado la esencia sutil que se llama el Perfume? ¿De dónde viene esta poesía que tiene por nombre Perfume de Verdad?
                                                                        


                                                                                                                                  Lanza del Vasto
                                                                                                                             Noviembre de 1945














jueves, 7 de mayo de 2015

Gold-und Rosenkreuzer Convencion año 1777

La Orden Gold-und Rosenkreuzer (Rosa Cruz de Oro) fue fundada por el alquimista Samuel Richter que en 1710 publicó Die warhhaffte und vollkommene Bereitung des Philosophischen jarras der Bruderschaft aus dem Orden des Gülden-und Rosen-Creutzes ( La Preparación verdadera y completa de la Piedra de los Filósofos por la Hermandad de la Orden de la Rosa Cruz de Oro) en Breslau bajo el seudónimo Sincerus Renatus en Praga a principios del siglo XVIII como un sociedad secreta jerárquica compuesta de círculos internos, signos de reconocimiento y tratados de alquimia. Bajo la dirección de Hermann Fictuld el grupo se reformó ampliamente en 1767 y nuevamente en 1777 debido a la presión política. Sus miembros afirmaron que los líderes de la Orden Rosacruz habían inventado la masonería y sólo ellos sabían el significado secreto de los símbolos masónicos. La Orden Rosacruz había sido fundada en Egipto por "Ormusse" ó "Licht-Weise" que habían emigrado a Escocia con el nombre de "Constructores del Oriente". En 1785 y 1788 la Orden de la Rosa Cruz de Oro publicó el Geheime Figuren o "Los Símbolos Secretos de los Rosacruces de los siglos XVI y XVII".










jueves, 23 de abril de 2015

El prodigioso y desaparecido artificio que Juanelo Turriano construyó en Toledo


El prodigioso y desaparecido artificio que Juanelo construyó en Toledo

El 23 de febrero de 1569, en Toledo, se puso en funcionamiento un artificio mecánico capaz de subir al día más de 14.000 litros de agua desde el río Tajo hasta el alcázar de la ciudad. Eran 100 metros de desnivel, una altura que había resultado insalvable para la tecnología de la época, pero Juanelo Turriano lo había conseguido. Cómo lo hizo es, todavía hoy, motivo de debate.





Posible reconstrucción del puente romano que estuvo en pie hasta el siglo X. Original en Toledo Olvidado




Juanelo Turriano, de nacimiento Giovanni Torriani, nació en el Milanesado en 1501. Poco se conoce poco de su infancia. Su leyenda lo retrata como un pastorcillo de familia humilde dotado con un talento innato para la astronomía. Sin embargo, parece más realista pensar que fue su amigo Giorgio Fondulo, un profesor de la Universidad de Pavía, el que lo inició en dicha ciencia. 

Según algunos, Turriano habría comenzando a formarse trabajando en el taller de su padre, del que se desconoce el oficio, pero al que el propio Turriano se refiere como “maestro” en alguno de sus escritos. Según otros, su padre era sólo un humilde molinero del río Po. En cualquier caso, se da por hecho que Turriano no acudió a la universidad, sino que adquirió la mayor parte de sus conocimientos mediante lapráctica y no la teórica. Aunque no por ello era un iletrado analfabeto. 

Años más tarde, ingresaría como aprendiz en algún taller de relojería de Cremona, donde, con el tiempo, conseguiría el grado de maestro. Posteriormente, se mudaría a Milán, donde daría sus primeros pasos como inventor de máquinas ingeniosas. Diseñó una potente grúa, una máquina para dragar la laguna de Venecia (auténtico desafío de la ingeniera italiana de la época) y mejoró algunas bombas de agua. 

En 1530, Turriano conocería a Carlos V durante su visita a Milán. Francesco II Sforza, duque de la ciudad, quiso obsequiar al emperador, un apasionado de los relojes, con el astrario de Giovanni Dondi, que era considerado una maravilla de la época. Turriano recibió la distinguida misión de volver a ponerlo en marcha, aunque, finalmente, se empeñó en construir uno nuevo. Le llevó más de 20 años de trabajo, pero Carlos V quedó encantando con su obra, por lo que le concedió una pensión vitalicia y le encargó otro planetario: el “Cristalino”. 

Según las descripciones de la época, el nuevo planetario se trataba de “una esfera de metal, cubierta por un cristal, en el cual un zodiaco tenía su propio movimiento”. En el año 1554, Carlos V lo nombraRelojero Real y Turriano se incorpora al servicio del emperador en Bruselas. Allí conocería, entre otros, a Juan de Herrera, y, años más tarde, acompañaría al emperador a su retiro en Yuste, con el que permanecería, hasta su muerte en 1558, encargándose del mantenimiento de sus relojes. 

Tras la muerte del emperador pasó al servicio de su hijo, Felipe II. El nuevo monarca no era tan aficionado a los relojes y autómatas como su padre, pero no quiso prescindir de sus servicios, así que lo nombraMatemático Mayor. El italiano asesora a la Corona en numerosas obras de ingeniería (especialmente, hidráulicas), como las del Canal del Jarama, la presa de Colmenar o del embalse de Tibi. Durante este tiempo, además, diseña las campanas de San Lorenzo del Escorial, construye varios molinos y continúa creando nuevos autómatas, algunos tan conocidos como el misterioso “Hombre de palo”.





Escala de Valturio en su “De Re Militari” del 1462. 
Disponible en googlebooks 






Es en 1565 cuando Turriano se instala definitivamente en Toledo. Para aquel entonces, la ciudad ya no es la capital imperial, pues ya hace unos años desde que Felipe II estableció su Corte en Madrid. En los años en los que lo ha sido, Toledo ha vivido una época de esplendor y expansión demográfica, aunque no ha resuelto su problema de suministro de agua que arrastra. 

Durante la época romana, el agua llegaba hasta la ciudad gracias a un acueducto-sifón. Un tipo de acueducto que se valía del uso del principio de los vasos comunicantes para reducir su altura. Para ello, el agua no circulaba a cielo abierto, sino que lo hacía por dentro de una cañería. El acueducto, que tenía menos altura que los puntos que unía, estaba compuesto por un primer tramo descendente, seguido de uno llano y, finalmente, otro ascendente para recuperar el nivel. De no haberse construido el tramo llano, la presión a la que se hubiera visto sometida la tubería hubiera sido mucho mayor. 

Una vez en la ciudad, el agua se almacenaba en un sistema de depósitos, del que la Cueva de Hércules parece que formaba parte, y del que la gente se abastecía. Sin embargo, después del abandono que sufrió durante la Edad Media, en el siglo XVI apenas quedaban las ruinas del acueducto. La noria gigante que se había construido en tiempos de la dominación musulmana también había desaparecido. Así que Toledo no tenía otra opción que ahogar su sed con los cántaros de agua que se subían a lomos de burros cada día desde el Tajo. Era un método ineficiente y penoso, los animales tenían que superar un desnivel de casi 100 metros cargados con los cántaros. 

Varios habían sido los intentos para “modernizar” la situación, pero todos sin éxito. Los sistemas de bombas fracasaron por la enorme presión a la que sometían, y que eran incapaces de aguantar, las tuberías. Para reducir la presión, se pensó en un sistema que superara el desnivel por etapas, aunque la idea tampoco funcionó. 

No es de extrañar, entonces, que en una de sus primeras visitas a Toledo, Turriano ya recibiera el desafío por parte de Alfonso de Ávalos, Marqués del Vasto de idear un método más eficiente para llevar el agua hasta la ciudad. El proyecto, sin embargo, parece que quedó aparcado hasta el 1565, cuando la ciudad lo contrató a sugerencia de Felipe II. Después de cerrar un acuerdo con los representantes del monarca y de la ciudad, Turriano se puso manos a la obra a trabajar en su artificio. El ingeniero correría con los gastos de la obra y la ciudad le pagaría cuando estuviera acabada y comprobara que funcionaba. 8.000 ducados del rey y una renta de 1.900 de la ciudad para él y sus sucesores. 

En sólo cuatro años, el ingenio estaba listo y suministraba a la ciudad unos 14.100 litros al día, un 50% más de lo comprometido. La primera subida de agua fue el 23 de febrero de 1569. Las autoridades de la ciudad pudieron comprobar lo bien que funcionaba, pero, para sorpresa de Turriano, rehusaron pagar arguyendo que puesto que el agua se almacenaba en el Alcázar era para uso exclusivo del palacio real y no para el de la ciudad. 

Frustrado y en una situación económica complicada, Turriano propuso a la ciudad la construcción de un segundo artificio. Esta vez sería él el que retendría los derechos de su explotación. La obra se completó en 1581 y, esta vez, al parecer, Turriano sí que cobró. Aunque su calvario no había acabado. El ingeniero no podía hacer frente a los posteriores costes de mantenimiento del ingenio y tuvo que acabar cediendo su control a la ciudad. 

El artificio había causado gran sensación. No sólo dentro de España, donde la mayoría de grandes escritores del Siglo de Oro lo mencionan en sus obras, sino también fuera. Hasta entonces sólo se había conseguido subir agua a menos de la mitad de la altura a la que lo hacía la máquina de Juanelo, unos 40 metros, en Augsburgo (Baviera) usando un tornillo de Arquímedes. Pero pese al éxito y el renombre ganado, Turriano moriría en su casa de Toledo casi en la indigencia el 13 de junio de 1585, poco después de haberse visto obligado a ceder su artificio a la ciudad al no poder hacerse cargo de su mantenimiento. Su cuerpo fue enterrado de caridad en el Convento del Carmen. 






Lo poco que quedaba del artificio en 1868. 
Antes de ser demolido. Fotos originales en Toledo Olvidado 



Las máquinas, sin embargo, continuaron funcionando hasta el 1639, aunque cada vez dando un rendimiento menor. Para entonces, por culpa de la falta de mantenimiento y del robo de piezas, las dos máquinas ya estaban en un muy mal estado. Ese año, la primera fue desmantelada y la segunda se dejó en pie como símbolo de la ciudad. Sin los artificios de Juanelo, la situación volvió a la normalidad y el agua volvió a subir a la ciudad a lomos de sus burros. Con el paso del tiempo, poco quedó del segundo. El pillaje lo acabó reduciendo a ruinas también. 

Pero pese al paso de los años y la desaparición física de la maquinaría, la admiración por el artificio no se ha perdido, y la respuesta a la pregunta de cómo funcionaba el Artificio de Juanelo todavía sigue siendo motivo de controversia. Han sido varios los que han intentado encontrar una explicación y varios los modelos propuestos, pero no es una tarea fácil, al no haberse conservado ningún plano o dibujo del artificio. Lo único con lo que han podido contar, los que lo han intentado, ha sido con las descripciones efectuadas por los viajeros y escritores de la época. 

El primero en enfrentarse al reto fue el ingeniero de minas Luis de la Escosura y Morrogh en 1888. El ayuntamiento de Toledo le había encargado un estudio sobre el problema de abastecimiento de agua de la ciudad, que en esa época aún seguía sin solución. Escosura aprovechó para interesarse por el antiguo artificio e intentó averiguar cómo funcionaba. Escosura partió de lo que había dejado escrito sobre el artificio Ambrosio de Morales, amigo y humanista de Juanelo. Sin embargo, pronto se dio cuenta era demasiado complicado hacerse una idea de su funcionamiento sólo con esa descripción, por lo que decidió buscar la inspiración en alguna ilustración de algún libro de la época. 





Vista general y detalle de la máquina de Ramelli para elevar agua de un río. Original(PDF)




Al cabo de un tiempo, Escosura creyó encontrar lo que buscaba en una lámina del ingeniero renacentista italiano Agostino Ramelli en la que muestra el diseño de una máquina para elevar agua. Escosura, sin embargo, hizo pequeñas adaptaciones para que la máquina se ajustara mejor con la descripción de Morales. Cambió los cajones y canales por cazos metálicos y caños, y sustituyó la transmisión original de la lámina por una basada en escalas de Valturio, para hacerla encajar mejor con el fragmento de la descripción de Morales: “La suma de [esta invención] es anexar o engoznar unos maderos pequeños en cruz por en medio y por los extremos, de la manera que en Roberto Valturio está una máquina para levantar un hombre en alto”. 

Estas escalas, accionadas por el giro de una rueda, se moverían de forma alternativa y proporcionarían a los cazos el movimiento de vaivén que la máquina de Ramelli necesitaba para su funcionamiento. Un cazo primero descendería para recoger el agua del cazo anterior para luego ascender y verterla sobre el cazo que le seguía. De esta manera, de cazo en cazo, el agua iría ganando altura. Para completar el modelo, Escosura le agregó otra noria que movería una cadena o correa con vasijas de agua y que sería la que subiría el agua desde el río hasta la primera de las máquinas. 

Durante mucho tiempo, la hipótesis postulada por Escosura en su “El artificio de Juanelo y el Puente de Julio César” fue ampliamente aceptada, hasta que el investigador de la técnica Ladislao Reti, intrigado por la cuestión, decidió investigar más. En seguida, comprobó que existía más descripciones y documentos de la época de que los que Escosura había usado para formular su hipótesis y, en 1967, propuso su propio modelo. 




El torreón de Ramelli



Curiosamente, Reti también se sirvió del mismo libro de Ramelli, “Le diverse et artificiose machine”, para inspirarse, pero reconoció el artificio de Juanelo en una lámina distinta. También se trataba de unamáquina que servía para elevar agua gracias a una noria, pero esta vez lo que se hacía oscilar eran los cazos situados en una torre de manera vertical, no sobre un plano inclinado. Según Reti, este sería el verdadero secreto del artificio. Los cazos, o cucharones, de la torre oscilarían de manera que el agua iría pasando de cazo en cazo a través de un caño o tubo hasta subir al depósito superior, desde el cual los cazos de la siguiente torre se encargarían de seguir elevando el agua. 

El artificio también estaría compuesto además por dos ruedas hidráulicas. La primera funcionaría como una noria normal y serviría para superar los primeros 14 metros de desnivel. Mientras que la segunda proporcionaría la fuerza motriz para hacer oscilar los torreones de cazos. Con varios de estos torreones el agua superaba finalmente todo el desnivel.






Las dos posiciones de una de las torres





Modelo del artificio completo siguiendo el modelo de cazos oscilantes. Original




Unos años depués, el estudioso Nicolás García Tapia corrigió algunas de las imprecisiones de este modelo y propuso un nuevo modelo basado en él. El mayor problema del anterior modelo era que las torres contaban con una única vía de agua, cuando en la mayoría de documentos siempre se habla de dos. Tampoco parecía coincidir la apariencia de las torres con la descripción que dio de ellas un viajero inglés, según la cual “…los dos lados de la máquina parecían dos pies que alternativamente pisaban el agua, como los hombres que exprimen las uvas en el lagar cuando la vendimia…”. 

Teniendo en mente estos problemas y algunos otros, García Tapia propuso unas modificaciones a la solución de Reti. Las torres de su modelo son, en cierta manera, el resultado de combinar ingeniosamente dos de las de Reti en una sola. De esta manera, las torres tendrían dos vías de agua y una apariencia simétrica, lo que haría que su movimiento bien pudiera recordar al de un hombre saltando alternativamente sobre cada uno de sus pies.



Modelo modificado de García Tapia, ver animación 




En la actualidad, la de García Tapia es la hipótesis defendida por la Fundación Juanelo Turriano. Sin embargo, tiene, aparentemente, un defecto: no utiliza las escalas de Valturio de las que habla Ambrosio Morales. Según los que apoyan la teoría, tal problema no existe. Por un lado, Morales bien podría haber confundido la disposición de las tablillas que unen los cazos con una de esas escalas, pues la forma es similar, y, además, la descripción de Morales es un tanto ambigua y no permite concluir con total seguridad si bien se refiere simplemente al modo en que estaban encajadas las tablillas unas con otras o si, en efecto, formaban una escala.

Además, la teoría de Reti-García Tapia se vio reforzada con hallazgo y publicación en la Revista de Estudios Extremeños del casi desconocido “Itinerario hispánico del Chantre de Évora en 1604” . Un relato en el que un canónigo de Évora cuenta su peregrinación de 30 días por el centro de España y que le lleva a visitar Toledo. Como no podía ser de otra manera, allí visita el artificio del que dice estar formado por variastorretas oscilantes de cazos que subían el agua de forma escalonada. El documento además incluye unos esquemas, que aunque son bastante rudimentarios, son los únicos realizados por alguien que viera el artificio en funcionamiento.


Esquema del artificio según el Chantre de Évora




Más recientemente, el ingeniero Xavier Jufre (ver entrevista) ha propuesto un nuevo modelo basado totalmente en escalas de Valturio, en este caso verticales. Las diferentes escalas, situadas sobre un plano inclinado, se moverían de forma alternativa hacia arriba y abajo. De manera que cuando una escala se encuentra desplegada del todo, y sus cazos se encuentran en su posición más alta, vierte su agua sobre la siguiente, que se encuentra su posición más baja al estar casi plegada del todo. De esta manera, el agua iría pasando de escala en escala hasta superar todo el desnivel. Las escalas se plegarían y desplegarían mediante un sistema de transmisión accionado por el movimiento de una noria.





El mecanismo según Xavier Jufre Garcia. Original


PS(i): En el 1998 se firmó un contrato para reconstruirlo.
PS(ii): El príncipe heredero de Japón, Naruhito, visitó sus ruinas un veraniego día del 2008.

Actualización 7-Septiembre-2010: Entrevista a Xavier Jufre en la que nos explica las bondades de su modelo y otras muchas cosas interesantes




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Más Información

- Artificio de Juanelo in en.wikipedia.org
- Juanelo Turriano, relojero e ingeniero cremonés (PDF) de la Fundación Juanelo 


Turriano

- El Artificio de Juanelo en Toledo Olvidado
- Reconstrucción del artificio de Juanelo (PDF) por Miguel Bermejo Herrero et al.
- El artificio de Juanelo y el Puente de Julio César (PDF) de Luis de Escosura y Morrogh





Animación explicativa del funcionamiento del Artificio de Juanelo Turriano
ó
"Artificio Toledano"



























Musica: "Las Puertas de Amalec"

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